lunes, 10 de marzo de 2008

Clasificación de Tecnología Biomédica

La Tecnología Biomédica es actualmente una de las piezas claves de los sistemas de salud, teniendo implicaciones importantes en el costo y calidad de los servicios.

Partamos de la definición de Tecnología Biomédica, según Resol. 5039/94 ART 3o.
" La tecnología biomédica comprende los equipos biomédicos, los dispositivos biomédicos, el instrumental médico, los procedimientos médico-quirúrgicos, los medicamentos que se utilizan en la prestación de los servicios de salud y los sistemas de información para la atención en salud".

2 comentarios:

Félix E. Galindo J. dijo...

El Ministerio de Salud de la Republica de Colombia en la Resolución No. 5039 de 1994, establece en el ARTICULO 4o. DE LA CLASIFICACION DE LA TECNOLOGIA BIOMEDICA. De
acuerdo con su utilización la tecnología biomédica se clasifica así:
1. Tecnología biomédica para diagnóstico;
2. Tecnología biomédica para tratamiento y mantenimiento de la vida;
3. Tecnología biomédica para rehabilitación;
4. Tecnología biomédica para prevención, y
5. Tecnología biomédica para análisis de laboratorio.

Félix E. Galindo J.

Félix E. Galindo J. dijo...

El precio humano de la nueva tecnología biomédica

"Las nuevas prácticas biomédicas nos están dando cosas que queremos, pero a un precio del que no somos conscientes". Leon R. Kass es uno de los bioéticos de talla mundial que no se dejan obnubilar por la investigación con células madre embrionarias o por la clonación. Doctor en Biología y en Medicina, profesor de la Universidad de Chicago, es también miembro del Consejo asesor del presidente de EE.UU. sobre Bioética. Es autor de numerosos libros científicos, así como de otros de tema antropológico y filosófico.


— Pero ¿qué podemos perder si nos embarcamos en ese nuevo proyecto biomédico?

— Podemos iniciar una deshumanización del hombre, de cuyas consecuencias aún no somos conscientes. Por ejemplo, la investigación con células madre embrionarias: no es sólo que se destruyan los embriones, es que además nosotros –quienes los empleamos– nos insensibilizamos, corrompemos y desnaturalizamos. O la clonación: la Comisión Asesora de Bioética de Clinton, en su informe de 1997 "Cloning Human Beings", sólo se puso de acuerdo en una cosa: que clonar seres humanos es, "de momento", inmoral porque no es seguro. Pero no logró ponerse de acuerdo sobre ninguna objeción a la clonación en sí misma. O el tráfico de órganos, una práctica prohibida durante dos décadas en Estados Unidos que vuelve ahora, con renovada fuerza.

O la diagnosis previa obtenida del conocimiento del genoma humano, que abre las puertas a un panorama de planificación e ingeniería genéticas. ¿Cómo no afectaría a la protección social o al empleo de una persona –o, sencillamente, a la intimidad– el que se conozca su genoma? O el uso de drogas para optimizar rendimientos: muchos se preocupan por el dopaje deportivo, la seducción con "éxtasis" o el apaciguamiento de los escolares en un colegio por medio de la administración de Ritalin, pero pocos recapacitan sobre lo que significa empezar a cambiar el carácter y la estructura de la actividad humana, separando la capacidad del esfuerzo.

— Pero ¿qué es lo que hay de digno e importante en nuestra corporalidad y en su transmisión en la procreación humana? ¿No parece más seguro y más limpio realizar esa transmisión en un laboratorio?

— La cuestión es que la reproducción humana es sexual no por consenso, cultura ni tradición, sino por naturaleza. En ella, un hijo es resultado de la combinación de la naturaleza y el azar. Es más: sólo encontramos reproducción asexual en formas poco desarrolladas de vida: bacterias, algas, hongos y algunos invertebrados. La sexualidad trae consigo una nueva y más rica relación con el mundo: para el animal sexuado, el mundo no es ya una otredad homogénea, en parte peligrosa y en parte comestible; es además el lugar que contiene otros seres especialmente relacionados con él. Por eso, entre otras razones, el ser humano es el más sexual –las hembras no atraviesan momentos puntuales de celo sino que son receptivas durante todo el ciclo reproductivo– y el más social, el más lleno de aspiraciones, el más abierto y el más inteligente.

— Si en efecto es tan peligrosa la disociación entre sexo y reproducción, entre otros cambios que plantea esas nuevas prácticas biomédicas, ¿qué cabe hacer al respecto?

— Espero que aún podamos hacer algo pero no será fácil, porque los inconvenientes éticos de este nuevo panorama están relacionados con cosas que deseamos intensamente. No se trata de "1984", la novela de George Orwell, cuya imagen es la de una bota pisoteando el rostro del ser humano para siempre. El caso aquí es distinto: las nuevas prácticas biomédicas nos están dando cosas que queremos, pero a un precio del que no somos conscientes. Creo que al menos se podría hacer dos cosas. La primera, "decir que existe ese precio" y ser claros acerca de lo que debe ser protegido y defendido; la tarea primordial, así, sería intelectual: hacer público que existen efectivamente estos males "suaves", que no se manifiestan como los males que podríamos llamar "fuertes", como el asesinato o el terrorismo.

Leon R. Kass, miembro del Consejo asesor de bioética del presidente de EE.UU.
El precio humano de la nueva tecnología biomédica (Extracto)